Como es tradición granierera se brinda o se bebe a raudales durante dos días al año, y no 3 como los que lucen más que el sol. Navidad y fin de año, bebidas hasta el momento patrocinadas por el que suscribe a petición de las «Campanas de Belén».

Así, al menos, se puede pasar parte del día más rápido, esperando que llegue la noche de mañana. Hasta las que llevan collares en los pies se ponen de lujo, en modo festival de la canción.

Los de importación, esos otros visitantes, de la otra parte del muro, ya van «cargados», «farlopeados hasta las trancas» como vulgarmente se dice, con el chándal de los Domingos, es decir, el de «mudar», y los locales están en ello hasta la hora de comer, después más, y de varios colores. Alguna presumiendo de lo reciente tomado en préstamo «a no devolver» del supermercado de enfrente. Otra marca más en su revólver de hechos «outlaw», una más. Esta gente, con «la Meloni», se iban a poner a trabajar pero rapidito.

Y de momento, entrando en acción el dolor de cabeza, de serie.

Nótese la rapidez con la que el porta-líquido se lo acercan «a boca», eso solo se puede conseguir con la práctica, o para que no te pille el dueño del negocio. Quien no quiera salir en la foto que no se ponga, en la última Navidad del 2023, y el principio del año siguiente. Ahí van pues.

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